La llegada a Santander fue menos sorpresa de lo que me
hubiera gustado. Entre pitos y flautas, Alicia se había enterado de que íbamos
allí. Lo que no sabía es que íbamos a pasar la noche con nuestros amigos
Pollito y Gatito, una muestra de las genialidades que hacen. Mónica y Juan Carlos, con los que tan buenos ratos hemos
pasado.
Ahora están en plena promoción de Jumping Clay, una nueva especie de plastilina con características asombrosas: no mancha, no ensucia, no deja las manos con olor a kaka, rebota, se mezcla perfectamente, mezclando los colores y se pueden hacer mil figuras de una manera muy sencilla. Un material perfecto para cualquier edad. A pesar de mi escepticismo, la verdad que el jumping clay mola todo. twitter: @pollitoygatito
Ahora están en plena promoción de Jumping Clay, una nueva especie de plastilina con características asombrosas: no mancha, no ensucia, no deja las manos con olor a kaka, rebota, se mezcla perfectamente, mezclando los colores y se pueden hacer mil figuras de una manera muy sencilla. Un material perfecto para cualquier edad. A pesar de mi escepticismo, la verdad que el jumping clay mola todo. twitter: @pollitoygatito
Después de una agradable tarde por Santander, paseo
marítimo, mercado del Este, paseamos por una calle paralela a la
principal, ahora no recuerdo el nombre, con mucho ambiente y restaurantes y
bares de todo tipo, muy chulo la verdad. Cenamos en el típico chino
santanderino y a dormir prontito que a la mañana siguiente nos íbamos para Edimburgo.
El viaje iba cogiendo forma!!!
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